Zaratustra se marchó a la montaña; esperando gozar de su soledad se encontró con Caín, Prometeo y Sísifo; obviamente,no salió nada "bueno" para los "buenos": Bajó de la montaña
el Zaratustra anarquista y rebelde.

sábado, 26 de marzo de 2011

La propiedad es un robo. El lujo es un crimen

¿Qué es la esclavitud? La esclavitud es el asesinato ¿Qué es la propiedad? La propiedad es el robo. De este modo- con esta simple y análoga transformación, de la que Joseph Pierre Proudhon tenía la certeza de no ser comprendido - se inicia el desarrollo de la obra "¿Qué es la propiedad?" del mencionado filósofo político y pensador anarquista francés. Cada vez que hablo de propiedad me resulta inevitable hacer mención de esta célebre obra; basado en ella, y sobre la base de aquella frase: “La propiedad es un robo”, intentaré de manera breve desarrollar este artículo. Quieran o no quieran los dignatarios propietarios, lo admitan o no en nombre de la esclavitud del progreso y la civilización, la propiedad es un robo. 

La propiedad es un robo, puesto que el propietario se adjudica riquezas que resultan de la explotación del hombre por el hombre, de la mafia de los privilegios de una minoría, de la malversación de privilegios de una autoridad y de quienes le rodean y se benefician de esta mafia; la propiedad es un robo, puesto que resulta de la explotación de la naturaleza por el hombre, que repercute en la destrucción ecológica del habitat de otras especies. La propiedad es un robo, puesto que el propietario se adjudica riquezas que por naturaleza deben seguir siendo de todos, por lo tanto la propiedad no puede considerarse como un derecho natural; la propiedad es un robo, puesto que de ella deviene el acaparamiento de los medios de producción. Para asegurar las riquezas obtenidas mediante el robo, por medio del derecho coercitivo sanciona instrumentos legales a favor y en beneficio de sus propios intereses, que es la esencia auténtica del espíritu de las leyes. Nos han impuesto la idea de que no somos racionalmente capaces de vivir en un estado natural, y que por ello es necesario implantar una sociedad con derechos artificiales, creados con el único fin de ejercer la dominación e imponer el imperio de las leyes, el imperio de Dios, el imperio del capital y el imperio del Estado, que en nada han favorecido a la solución de los problemas fundamentales del hombre.
Considero que ha de tenerse un gran énfasis en este tema, porque esta especie superdotada de autómatas humanos no pueden ver más allá del mundo al que una minoría por conveniencia los han encaminado; necesitan que unos más o menos que otros tengan mayor o menor sensación de “progreso” para poder sostener la cadena alimenticia devastadora en la que nos encontramos inmersos.   En este sentido, la palabra que denota al sujeto “propietario” no puede ser otra cosa más que un sinónimo de la palabra que denota al sujeto “ladrón”; “ladrón” denota al sujeto en el contexto del hecho, mientras que “propietario” denota al sujeto en el contexto del derecho. Por lo tanto, propietario y ladrón no son expresiones contrarias ni contradictorias, sino la abstracción de un mismo sujeto actuando en dos contextos diferentes y concretos. Expresando lo anteriormente dicho en una frase más breve, concreta y condensada, al mejor estilo proudhoniano... el ladrón roba en hecho, lo que antes ha sido robado en derecho por el propietario.
Efectivamente, propietario no es más que un ladrón en derecho. Que se habrán creído estos farsantes moralistas de la mafia, generalmente burgueses socialistas o socialistas burgueses, que si algo tienen en común, es su interés por la causa social para explotarla, consumirla y vivir de ellas cual viles parásitos y chupasangres; hasta el robo se lo han tomado para sí.   Como ya he dicho, roban en derecho y privilegio cuando el robo legítimo resulta del hecho y la necesidad. Mundo deformado este, en el que hasta el crimen es burgués. 
De tal modo, cualquiera que sea la palabra que se utilice para adjetivar a la propiedad, realmente es de poca importancia, siempre será en sí misma un robo formalmente legalizado por medio del derecho coercitivo; llámese propiedad social o privada, colectiva o individual, estatal o ciudadana, siempre será esencialmente un robo. En lo que respecta particularmente a la propiedad social, será igualmente considerada un robo en el que sólo la minoría dirigente y populista del Estado obtiene beneficios de dicha propiedad.  “… ni el trabajo, ni la ocupación, ni la ley, pueden engendrar propiedad”. Joseph Pierre Proudhon.
Cuando a centenares de miles de seres humanos les falta pan, carbón, ropa y casa, el lujo constituye un crimen” Piotr Kropotkin.
“Somos anarquistas por un sentimiento que es la fuerza motriz de todos los verdaderos reformadores sociales y sin el cual nuestro anarquismo seria una mentira o un sin sentido. Este sentimiento es el amor por los hombres, es el hecho de sufrir por los sufrimientos ajenos. Si como, no puedo comer a gusto al pensar que algunos mueren de hambre; si compro un juguete para mi hijo y me alegro de su felicidad, mi alegría se amarga al ver ante el escaparate niños con los ojos anhelantes que podrían ser felices con un títere de dos reales y no pueden tenerlo; si me divierto, mi espíritu se entristece al recordar que en prisión gimen muchos seres humanos; si estudio o realizo algún trabajo que me gusta, siento algo así como un remordimiento al pensar que tantos hombres con mayor ingenio que yo están obligados a desperdiciar su vida en una ocupación alienante, muchas veces inútil o perjudicial. Puro egoísmo, como ven, pero un egoísmo al que otros llaman altruismo, y sin el cual, como quiera que se le llame, es imposible ser realmente anarquistas.” Errico Malatesta