Zaratustra se marchó a la montaña; esperando gozar de su soledad se encontró con Caín, Prometeo y Sísifo; obviamente,no salió nada "bueno" para los "buenos": Bajó de la montaña
el Zaratustra anarquista y rebelde.

miércoles, 27 de agosto de 2014

Desarrollo del estatismo venezolano


            En este vago esfuerzo que me he propuesto hacer para caracterizar el origen, desarrollo y auge del estatismo venezolano, es necesario apelar a dos representaciones de decadente prestigio en su pretensión de describir la realidad: la historia y la política. En cuanto a la historia, el subjetivismo interpretativo acerca de los hechos, en el que termina imponiéndose la exégesis dominante, y el carácter predictivo del futuro que se le atribuye, igualmente arbitrario, que decreta la imposición y niega la voluntad; en cuanto a la política, la interpretación reduccionista basada en el estatismo, que ha repercutido en la quietud, desinterés, pasividad y distanciamiento de toda acción política, la cual ha terminado por considerarse de inherencia absoluta al Estado.
            El origen del estatismo venezolano, se sitúa en el período correspondiente a la dictadura de Juan Vicente Gómez, en el cual ocurre la conformación del estado moderno en Venezuela, que en su última etapa, comprendida por los movimientos estudiantiles de 1928 y la posterior muerte del “Benemérito” acaecida en 1935, comenzaría a sentar las bases del sistema político de democracia representativa, basado en  la organización de partidos políticos. Para analizar las razones del origen de este estatismo, conviene ubicar el contexto histórico del pensamiento político en el resto del mundo, con el fin de inferir su incidencia en el estatismo venezolano y mostrar la idea evolucionada y los conceptos elaborados que se estructuran en torno a la noción de Estado a principios del siglo XX.
            La incidencia de la noción de Estado, la Teoría de Estado y su historia como fiel reflejo del perfeccionamiento de una maquinaria para ejercer el control y la dominación, no solo es palpable en Venezuela, sino también en un mundo en el que se han sembrado Estados por doquier, por haber logrado el ciego convencimiento de que el Estado es la panacea a todos los problemas de las sociedades humanas. Tal como expresara Ortega y Gasset en “La rebelión de las masas”: “En nuestro tiempo, el Estado ha llegado a ser una máquina formidable que funciona prodigiosamente, de una maravillosa eficiencia por la cantidad y precisión de sus medios. Plantada en medio de la sociedad, basta con tocar un resorte para que actúen sus enormes palancas y operen fulminantes sobre cualquier trozo del cuerpo social”.
El pueblo venezolano, al igual que el resto de los pueblos del mundo, históricamente han quedado a expensas del militarismo y de las élites políticas que invocan la representatividad, y se han usufructuado del desconocimiento político de quienes han llamado débiles, y desean convenientemente que permanezcan débiles; esto sólo es posible a través de un Estado, que según la definición de Max Weber “posee el monopolio legitimo de la violencia dentro de un territorio”.
El desarrollo del estatismo venezolano del siglo XX, fue influenciado por el auge del izquierdismo, sin advertir que el origen de la izquierda procede de la burguesía menos aventajada (jacobinos) que comenzaba a escalar posición de poder en el Parlamento francés, una vez finalizada la Revolución francesa. De la misma manera que la sociedad venezolana no pudo escapar del advenimiento, a comienzos del siglo XIX, de un proceso liberal, burgués y capitalista, de fundación de Repúblicas, como consecuencia del influjo de la Revolución francesa en la Guerra de Independencia contra la dominación española, que estuvo enmarcada en los trabajos de filosofía política de Hobbes (El Leviatán), Rousseau (El contrato social), Locke (Tratados sobre el gobierno civil) y Montesquieu (El espíritu de las leyes), tampoco pudo evitar ser alcanzada por la pujanza de un modelo social y de política económica que surgió en Europa a finales del siglo XIX a partir del movimiento obrero y el socialismo.
Este modelo social y de política económica, es el de la socialdemocracia, también denominado socialismo reformista, el cual, inspirado principalmente en el pensamiento de Marx, exhortaba a la creación de partidos como vanguardia organizativa de las fuerzas trabajadoras y, se impuso ante las propuestas más radicales y revolucionarias del socialismo y el comunismo, tanto autoritario como libertario. También influyó la teoría evolucionista del socialismo de Bernstein, quien considera que las condiciones de lucha del trabajador han cambiado como consecuencia de una democracia que se ha convertido en instrumento de conquista popular, posibilitando la transformación del capitalismo al socialismo a través de un proceso de reformas políticas y económicas orientadas hacia la confrontación electoral y la presencia parlamentaria de los partidos socialdemócratas. Otro pensador que influyó sobre la socialdemocracia en este período, fue Keynes, a través de su teoría económica denominada keynesianismo, en la que propone el control estatal de los mecanismos financieros, que guiará el proceso evolutivo hacia el socialismo.
Este ha sido el patrón de estatización seguido en Venezuela y el resto del mundo, como resultado de una mezcolanza principalmente de los liberales Hobbes, Rousseau, Locke, Montesquieu, con los socialistas Marx, Bernstein y Keynes. De esta manera, evidenciamos que liberales y socialistas, al menos aquellos de la domesticada tendencia socialdemócrata, que hoy día realmente son casi todos,  tienen más en común que lo que les diferencia, y es precisamente la enorme atracción que sienten por la superestructura estatal y el poder que les confiere. Esto no es más que la conciliación de dos conglomerados teóricos para ejercer el control, la dominación y el poder.
Los rasgos estatistas son igualmente comunes en Venezuela y el resto del mundo. No hay Estado que no sea populista-paternalista-clientelista, puesto que no hay Estado que no surja con el fin de ofrecer todas las respuestas de solución a los problemas de la sociedad, así como no hay individuo que no crea que sus problemas deban ser resueltos por el Estado. Por otro lado, el Estado para ejercer el poder y el control, necesita de la uniformidad de pensamiento, y es allí donde el estatismo se ha servido del partidismo, conformando de esta manera la relación simbiótica Estado-partidos, absorbiendo y subordinando, toda expresión y aspiración social e individual.
Otros rasgos característicos del estatismo, es el gobierno mal llamado representativo, que sólo es posible a través del circo electoral al que someten toda una población cada cierto período de tiempo; toda una expresión de “tiranía de la mayoría”, en la que el rebaño elige su amo de turno, si es que no se han creado los instrumentos legales correspondientes para reelegir indefinidamente al rey de la monarquía o dictadura democrática.
El Estado, además debe contar con la obediencia, subordinación y disciplina propias de un brazo armado, como la más alta expresión de militarismo uniformado; debe contar con un brazo adoctrinador educativo, como mecanismo de ascenso social, que contribuya al fortalecimiento de su poder, su estructura vertical y burocrática, retribuyendo con grandes privilegios y beneficios a quienes se rindan ante él -el Estado- con sus servicios.
Podría decirse, que el único rasgo particular que permite diferenciar el desarrollo estatista venezolano con la expresión de los estatismos de otras regiones cercadas de poder o naciones, es el de los ingresos que se obtienen como resultado de la renta procedente de la explotación petrolera, lo cual fortalece el poder de control del Estado, tanto interna como externamente.
He aquí que podemos identificar varios mitos fundacionales del estatismo, específicamente el estatismo venezolano y su sistema democrático, tales como: La noción de izquierda y derecha como espectro político, vinculando el bienestar del pueblo con la idea de “izquierda”; la fundación de Repúblicas, “el espíritu de las leyes” y el constitucionalismo, la socialdemocracia y la democracia en sí misma, como todo un constructo diseñado para dar libertad al pueblo; la obligatoria aceptación de un “contrato social” impuesto; los partidos como vanguardia organizativa que sabe cómo guiar y orientar al pueblo hacia su bienestar.
Pero, toda fantasía mitológica incluye personajes dotados de omnipotencia, divinidad y supremacía, es decir, Dioses, y los Dioses de los mitos anteriormente mencionados, son principalmente: Hobbes, Rousseau, Locke, Montesquieu, Marx, Bernstein y  Keynes. Por supuesto, toda mitología necesita de semidioses, aquellos hijos nacidos de la unión de un Dios y un humano, ya que son estos, los que con su actuación le dan fuerza a los mitos, perpetúan la necesidad de valores inmutables a costa del temor que cosechan de la siembra de inseguridad y crisis en los débiles mortales; saben con certeza, que la sociedad de débiles mortales necesita de mitos, Dioses y semidioses, para asegurar la cohesión y uniformidad mental del rebaño. Los personajes de semidioses varían según el cerco de parcela nacional, en el caso de Venezuela, encontramos a Bolívar en el siglo XIX y a Betancourt en el siglo XX, solo por mencionar a un semidiós por siglo.
Tal como ocurre el proceso de modernización en Venezuela, el alzamiento cívico-militar del 18 de octubre de 1945, contra el gobierno de Isaías Medina Angarita, y el movimiento cívico-militar del 23 de enero de 1958, con el que se derroca al gobierno de Marco Pérez Jiménez, constituyen hitos históricos que marcan una señal de bifurcación, indicando que definitivamente se ha tomado el camino hacia el pleno desarrollo del estatismo venezolano, dejando a un lado el camino del desarrollo de la capacidad autónoma de los diferentes sectores sociales para tomar sus propias decisiones e iniciativas. Se ha elegido el camino del militarismo y el partidismo, y aunque la explotación del petróleo es una limitante que sirve al predominio de ambas élites, el camino hacia la autonomía siempre estará allí, esperando por los trabajadores, estudiantes y campesinos.
“Los constructores de Repúblicas ideales querían dar la libertad al pueblo, mas la libertad dada deja de ser libertad… mientras dicen dar la libertad, formulan un detallado plan que ha de ser obedecido estrictamente”. […] “Los visionarios son objeto de mofa o desprecio, y los “hombres prácticos” rigen nuestras vidas. Ya no buscamos soluciones radicales, sino meras reformas, a los males de la sociedad; ya no tratamos de eliminar la guerra, sino de evitarla durante algunos años; ya no tratamos de eliminar el delito, sino que nos contentamos con reformas judiciales; ya no tratamos de extirpar el hambre crónica, sino de crear instituciones mundiales de caridad. En una época en que el hombre está tan preocupado por lo práctico, lo pasible de realización inmediata, constituiría saludable ejercicio volver la mirada hacia quienes soñaron utopías y rechazaron todo lo que no satisficiera su ideal de perfección”. María Luisa Berneri, escritora y propagandista italiana (1918-1949), tomado de su texto “Viaje a través de la utopía”.

             

lunes, 11 de agosto de 2014

Contraposición libertaria frente a las nociones políticas del estatismo


            Aún cuando asociamos la noción de Escuela y Universidad con las ideas de aprendizaje, comprensión, análisis, interpretación y demás actividades que contribuyen al desarrollo cognitivo del hombre, aproximándonos a las más diversas corrientes de pensamiento, teorías, ideologías y cosmovisiones metodológicas de las diferentes áreas de conocimiento, podemos constatar que específicamente en el área de la teoría política sólo ofrecen una perspectiva reduccionista  hacia el estatismo.
No es casual que los recintos académicos vinculen el estudio de las Ciencias Políticas con el de las Ciencias Jurídicas, y que su estudio central gire en torno a la teoría de Estado. Sin embargo, mi especial interés es la educación y la pedagogía, los educadores y los pedagogos, es decir, la enseñanza y el aprendizaje del conocimiento, y es el caso, que los docentes también poseen la visión reducida del conocimiento de teoría política basada en el estatismo.
Resulta obvio porque los estudiantes, hijos de trabajadores y campesinos, no conocen otra forma de organización social, política y económica, diferente al Estado, ni mucho menos la cree posible. En el ámbito de las posibilidades, el idealismo reinante, en ocasiones genuino, y en otras, disfrazado de materialismo, la posibilidad de ver a Dios es mayor que la posibilidad de considerar posible una forma de organización diferente al Estado; Dios y Estado van tomados de la mano y las Escuelas y Universidades se encuentran a su servicio.
Tal como expresaría claramente Mijaíl Bakunin, anarquista ruso (30 de mayo de 1814-1 de julio de 1876): “Hay una categoría de gentes que, si no cree, debe menos aparentar que cree. Son todos los atormentadores, todos los opresores y todos los explotadores de la humanidad. Sacerdotes, monarcas, hombres de Estado, hombres de guerra, financistas públicos y privados, funcionarios de todas las especies, policías, carceleros y verdugos, monopolizadores, capitalistas, empresarios y propietarios, abogados, economistas, políticos de todos los colores, hasta el último comerciante, todos repetirán al unísono estas palabras de Voltaire: Si Dios no existiese habría que inventario. Porque, comprenderéis, es precisa una religión para el pueblo. Es la válvula de seguridad.”
Ahora que hago alusión del fragmento de “Dios y el Estado” de Mijaíl Bakunin, es necesario destacar, que el anarquismo no es la única corriente de pensamiento que se caracteriza como antiestatista. Algunos liberales y comunistas, sensatos y de convicción, coinciden en situarse como antagonistas del Estado, pero la experiencia histórica demuestra como han terminado seducidos por el poder económico y político que la superestructura estatal les concede; el poder político es necesario para asegurarse el poder económico y viceversa.
Pero más allá de las etiquetas de corrientes de pensamiento y su postura frente al Estado; más allá de que algunos individuos consientan ser sometidos por una minoría privilegiada que detenta el poder estatal, que prefieran su protección ante una amenaza de violencia que es generada por el mismo Estado y elijan su tutelaje entregándole la libertad a cambio; más allá de que algunos individuos anhelen gobernar a otros por considerar de manera arrogante poseer cualidades, capacidades y virtudes que aquél no posee;  todo individuo libre y solidario con sus iguales no puede desear otra cosa que la abolición del Estado.
He aquí que presento un conjunto términos descriptores de la clásica teoría política, con el fin de exponer su contraposición libertaria. Se parte de la noción de Estado puesto que constituye el eje central de esta teoría tradicional; el gobierno, la representación del Estado; los ciudadanos, la servidumbre moderna; la nación, un pretexto de dominación y cercas de poder; el contrato social, la imposición de un acuerdo inexistente; la historia, un relato de dominación y poder; la gobernabilidad, la capacidad de someter; el progreso, el fracaso de una ilusión.
En el desarrollo de cada término se incluyeron fragmentos de diferentes textos libertarios, tales como: Así hablaba Zaratustra de Friedrich Nietzsche; Dios y el Estado de Mijaíl Bakunin; La anarquía y el método del anarquismo de Errico Malatesta; Estatismo y anarquía de Mijail Bakunin;  República y anarquía de Converti; El Estado de Piotr Kropotkin; La rebelión de las masas de Ortega y Gasset; El político y el científico de Max Weber.


ESTADO

            Estado se llama al más frío de todos los monstruos fríos. Es frío incluso cuando miente; y ésta es la mentira que se desliza de su boca: "Yo, el Estado, soy el pueblo". Friedrich Nietzsche, Así hablaba Zaratustra.

            “En el fondo, la conquista no sólo es el origen, es también el fin supremo de todos los Estados grandes o pequeños, poderosos o débiles, despóticos o liberales, monárquicos o aristocráticos, democráticos y socialistas también, suponiendo que el ideal de los socialistas alemanes, el de un gran Estado comunista, se realice alguna vez.” Mijail Bakunin, El principio del Estado.

            “El Estado no se llamará ya monarquía, se llamará república, pero no dejará de ser Estado, es decir, una tutela oficial y relarmente establecida por una minoría de hombres competentes, de hombres de genio o de talento, virtuosos, para vigilar y para dirigir la conducta de ese gran incorregible y niño terrible: el Pueblo.” Mijaíl Bakunin, Dios y el Estado.

            “Es el conjunto de todas las instituciones políticas, legislativas, jurídicas, militares, financieras, etc., por medio de las cuales se arrebata al pueblo la gerencia de sus propios asuntos, la dirección de su propia seguridad, confiándolas a algunos que, por usurpación o por delegación, se hallan investidos del derecho de legislar sobre todo y para todos y de forzar al pueblo a respetarlos, valiéndose del apoyo que les presta el poder de todos.” Errico Malatesta, La anarquía y el método del anarquismo.

            “Esta reacción no es otra cosa que el coronamiento de la idea antipopular del Estado nuevamente constituido, cuyo único fin es organizar la explotación más vasta del trabajo en provecho del capital que está concentrado en manos de un puñado: así, pues, es el triunfo del reino de la alta finanza, de la bancocracia bajo la protección poderosa del poder fiscal, burocrático y policial que se apoya sobre todo en la fuerza militar y es, por consiguiente, esencialmente despótico aun enmascarándose bajo el juego parlamentario del pseudoconstitucionalismo.” Mijail Bakunin, Estatismo y anarquía.

            “Por consiguiente, ningún Estado, por democráticas que sean sus formas, incluso la República política más roja, popular sólo en el sentido mentiroso conocido con el nombre de representación del pueblo, no tendrá fuerza para dar al pueblo lo que desea, es decir la organización libre de sus propios intereses de abajo a arriba, sin ninguna ingerencia, tutela o violencia de arriba, porque todo Estado, aunque sea el más republicano y el más democrático, incluso el Estado pseudopopular, inventado por el señor Marx, no representa, en su esencia, nada más que el gobierno de las masas de arriba a abajo por intermedio de la minoría intelectual, es decir de la más privilegiada, de quien se pretende que comprende y percibe mejor los intereses reales del pueblo que el pueblo mismo.” Mijail Bakunin, Estatismo y anarquía.

            “Se define Estado como la institución que posee el monopolio legítimo de la violencia en un territorio”. Max Weber, El político y el científico.
           

GOBIERNO

“El gobierno no es un placer, es un penoso deber: no se busca en él la satisfacción, sea de la ambición, sea de la vanidad, sea de la avidez personal, sino sólo la ocasión de sacrificarse en beneficio de todo el mundo. Es por eso, sin duda, que el número de los competidores en las funciones oficiales es siempre tan pequeño, y por lo que, reyes y ministros, grandes y pequeños funcionarios, no aceptan el poder más que a disgusto.” Mijaíl Bakunin, Dios y el Estado.

“Y si a los efectos naturales de la costumbre se agrega la educación recibida del mismo patrón, del sacerdote, del maestro, etc. -interesados todos en predicar que el gobierno y los amos son necesarios, y hasta indispensables-; si se añaden el juez y el agente de policía, esforzándose en reducir al silencio a todo aquél que de otro modo discurra y trate de difundir y propagar su pensamiento, se comprenderá cómo el cerebro poco cultivado de la masa ha logrado arraigar el prejuicio de la utilidad y de la necesidad del amo y del gobierno.” Errico Malatesta, La anarquía y el método del anarquismo.

“Gobierno significa delegación de poder, es decir abdicación de la iniciativa y de la soberanía de todos en las manos de algunos; administración significa delegación de trabajo, es decir encargo asignado y recibido, intercambio libre de servicios fundado en pactos libres. El gobierno es un privilegiado, puesto que tiene el derecho de mandar a los demás y de servirse de las fuerzas de los demás, para que triunfen sus ideas y deseos particulares; el administrador, el director técnico, etc., son trabajadores como los demás, cuando, se entiende, lo sean en una sociedad en la cual todos tengan los mismos medios para desarrollarse y todos sean o puedan ser a un mismo tiempo trabajadores intelectuales y manuales, y no queden más diferencias entre hombres que las que se deriven de la diversidad natural de las aptitudes, y todos los trabajadores, todas las funciones den un igual derecho a disfrutar de las ventajas sociales. No confundir la función gubernamental con la función administrativa, que son esencialmente distintas, y que si hoy se encuentran a menudo confundidas, es solo por causa del privilegio económico y político.” Errico Malatesta, La anarquía y el método del anarquismo.

“Los estadistas más avanzados sostienen que el gobierno se creó para hacer respetar el pacto social. Absolutamente falso. La historia nos da la razón. El gobierno es un organismo que sirve para mantener los privilegios de la clase dominante y solamente puede subsistir con la división de la sociedad en clases. Pero aun admitiendo que el gobierno pueda hacer respetar el pacto social, siempre continua siendo, empero una violación permanente de la libertad, porque un pacto libremente contraído debe ser siempre libremente modificado, y una fuerza que nos obligue a respetar lo que voluntariamente se aceptó y queremos modificar, viola nuestra libertad. “El soberano -escribió Rousseau-, es decir, el pueblo, puede muy bien decir: quiero actualmente lo que quiere fulano, o, por lo menos, lo que dice querer; pero no puede decir que lo que fulano querrá mañana lo querrá él también, y, por tanto, es absurdo imponer cadenas a la voluntad futura, que no debe depender sino de sí misma”. El gobierno, pues, considerándolo desde el punto de vista mejor, no puede conciliarse con la libertad. Tendrá que hacer respetar el pacto que le dio origen, pero como la sociedad varia continuamente, al día siguiente de constituirse un gobierno se halla, por su misma esencia, en oposición con las necesidades del pueblo. La sociedad, progresa; el gobierno es estacionario. Por esto no es posible un progreso continuo, sustituir la revolución sangrienta por la evolución continua de la sociedad sin quitar de en medio lo que se opone a esta evolución: el gobierno.” Converti, República y anarquía.

“El gobierno es un simple particular, que pretende de modo exorbitante, someter a su autoridad al conjunto de otros particulares de los que extrae su poder.” Gustave Courbet.


NACIÓN

            “La patria y la nacionalidad son, como la individualidad, hechos naturales y sociales, fisiológicos e históricos al mismo tiempo; ninguno de ellos es un principio. Sólo puede considerarse como un principio humano aquello que es universal y común a todos los hombres; la nacionalidad separa a los hombres y, por tanto, no es un principio.” Mijaíl Bakunin, Patria y nacionalidad.


CIUDADANO

            “Admitir que los ciudadanos constituyan entre sí una federación que se apropie algunas de las funciones del Estado, hubiera sido, en principio, una contradicción. El Estado pide a sus súbditos la sumisión directa, personal, sin intermediarios; quiere la igualdad en la servidumbre, no puede admitir el Estado dentro del Estado.” Piotr Kropotkin, El Estado.


CONTRATO SOCIAL

            “Se ve que en esta teoría, la sociedad propiamente dicha no existe; la sociedad humana natural, el punto de partida real de toda civilización humana, el único ambiente en el cual puede nacer realmente y desarrollarse la personalidad y la libertad de los hombres, le es perfectamente desconocida. No reconoce de un lado más que a los individuos, seres existentes por sí mismos y libres de sí mismos, y por otro, a esa sociedad convencional, formada arbitrariamente por esos individuos y fundada en un contrato, formal o tácito, es decir, al Estado (Saben muy bien que ningún Estado histórico ha tenido jamás un contrato por base y que todos han sido fundados por la violencia, por la conquista. Pero esa ficción delcontrato libre, base del Estado, les es necesaria, y se la conceden sin másceremonias).” Mijaíl Bakunin, Dios y el Estado.

“Los anarquistas presentamos un método nuevo; la libre iniciativa de todos y el pacto libre después de que, abolida revolucionariamente la propiedad privada, todos estén en posesión de igualdad de condiciones para disponer de la riqueza social. Es te método, no dejando lugar a la reconstitución de la propiedad privada, debe conducir, por medio de la libre asociación, al triunfo del principio de solidaridad.” Errico Malatesta, La anarquía y el método anarquista.


HISTORIA

            “El materialismo rechaza el principio de autoridad porque lo considera, con mucha razón, como el corolario de la animalidad y, al contrario, el triunfo de la humanidad, que según él es el fin y el sentido principal de la historia, no es realizable más que por la libertad.” Mijail Bakunin, Dios y el Estado.

            “La historia, en el sistema de los idealistas, he dicho ya, no puede ser más que una caída continua. Comienzan con una caída terrible, de la cual no se vuelven a levantar jamás: por el salto mortale divino de las regiones sublimes de la idea pura, absoluta, a la materia. Observad aun en qué materia: no en una materia eternamente activa y móvil, llena de propiedades y fuerzas, de vida y de inteligencia, tal como se presenta a nosotros en el mundo real; sino en la materia abstracta, empobrecida, reducida a la miseria absoluta por el saqueo en regla de esos prusianos del pensamiento, es decir, de esos teólogos y metafísicos que la desproveyeron de todo para dárselo a su emperador, a su Dios; en esa materia que, privada de toda propiedad, de toda acción y de todo movimiento propios, no representa ya, en oposición a la idea divina, más que la estupidez, la impenetrabilidad, la inercia y la inmovilidad absolutas.” Mijail Bakunin, Dios y el Estado.

            “La historia es un puñado de mentiras acordadas”. Napoleón Bonaparte.

            “Incluso el pasado puede modificarse; los historiadores no paran de demostrarlo”. Jean Paul Sartre.

            “¿Quiénes son los guardianes de la historia? Los historiadores naturalmente. Las clases educadas, en general. Parte de su trabajo es el de conformar nuestra visión del pasado de manera que sostenga los intereses del poder presente. Si no lo hacen así, serán probablemente marginados de una manera o de otra.” Noam Chomsky.


domingo, 10 de agosto de 2014

Desarrollo de la lectoescritura en la pedagogía libertaria (Parte I)


            Cuando de las actividades de lectura y escritura se trata, todos concuerdan en reconocer su implicación e importancia en el proceso de aprendizaje cognitivo y el conocimiento. Sin embargo, como trasfondo de este simple reconocimiento, se encuentran diferencias sustanciales entre concepciones pedagógicas, que son necesarias hacerlas tan evidentes como la importancia de la lectura y la escritura de la que hablamos.
El sistema educativo actual, a través de lo que denomina perfil del egresado y las titulaciones otorgadas, acredita el cumplimiento de las características y cualidades de moldeado deseables en cada uno de los niveles de educación y demandadas en el ámbito laboral; se inculca la idea del éxito y su conquista viene dada por el escalamiento a lo largo de su estructura vertical y jerarquizada.
            De este escalamiento, como propósito de lograr puestos de más alto nivel y mejor remunerados, tanto en el sector privado como en el sector público, surgen como consecuencias directas, la confrontación, la competencia, la división y la manipulación, lo que implica una renuncia total o parcial a la autonomía individual, es decir, adaptación, y considera que una alta capacidad lectora puede contribuir al logro de este escalamiento.
            Por otro lado, en el ámbito de la educación tradicional es muy común escuchar el uso de la palabra “estrategia” del griego strategos que significa ciencia de la guerra, no sólo a nivel de planificación gerencial educativa sino también a nivel de planificación de actividades de aprendizaje en la jaula que denominan aula. En este sentido, la lectura como contenido de aprendizaje no escapa de los estrategas de la educación, quienes se plantean “estrategias” cognitivas para el desarrollo de la habilidad lectora que no son más que mecanismos autómatas de comprensión y aprendizaje.
            Desde la perspectiva del sistema educativo actual, autoritaria por excelencia, el uso de la palabra “estrategia” tal vez sea un hecho de consecuencias inadvertidas y de poca relevancia, pero desde la perspectiva de la pedagogía libertaria, caracterizada por ser antiautoritaria y por consiguiente antimilitarista, no es posible admitir el uso de este término. Es inexplicable como las ciencias de la educación, al estar dotadas de un vasto lenguaje necesariamente relacionado con la epistemología y cosmovisiones metodológicas, tenga que servirse de un término de origen militar; la razón es la domesticación y es análoga a la domesticación del soldado.
            Apelan a la mutabilidad de la palabra estrategia, de origen militar, y con arrogancia se consideran los “combatientes contra la ignorancia”, pues nadie mejor que ellos, que son los poseedores del conocimiento, para luchar contra la ignorancia. Es la misma arrogancia con la que imponen su sistema educativo basado en la evaluación, pues nadie mejor que ellos para determinar quien posee el conocimiento y quien no, para medir el conocimiento a través del logro o cumplimiento de objetivos, percibiendo al estudiante como un autómata mecanizado y domesticado.
            La comunicación lingüística, que surge como una necesidad de denominar el mundo y expresarlo con fines determinados, son habilidades únicas del ser humano, que están compuestas por la modalidad de expresión (oral y escrita) y por los procesos de codificación y decodificación.  La educación bancaria, tal como la ha denominado Paulo Freire, a través de sus mecanismos autómatas anula la autoexpresión de un individuo que ingenua o voluntariamente ha apostado a la capitalización del éxito que le ofrece el sistema laboral.
            

viernes, 1 de agosto de 2014

Fantasmagoría teológica del derecho (Parte I)

            Vivimos rodeados de fantasmagorías, de ideas y conceptos sistematizados y articulados en instrumentos teóricos y lógicos que proceden de la teología, ciencia que ocupa un sitial de honor en el estudio de espectros fantasmales, entre los que se encuentra aquellos que se manifiestan a través de la representación jurídica y la legalidad, que en su pretensión de generalidad no tienen existencia real.
Específicamente, la teología del derecho constituye una rama de estudio fundamental en la configuración de un sistema arbitrario, orientado a la ordenación de la sociedad a través del ensueño legal, sosteniendo, induciendo e incitando permanentemente a la necesidad de la fantasía del orden jurídico en respuesta a los problemas de dicha sociedad; por consiguiente, tratándose de espectros fantasmagóricos y su inexistencia real, cuando nos proponemos emprender un análisis e interpretación de la realidad social en tiempo presente, resulta obvio que toda instrumentación legal, siendo de naturaleza espectral, es inútil.
            Si presuponemos que la idea de este orden jurídico sea respuesta a los problemas de la sociedad, entonces estas continuas e interminables soluciones de problemas y satisfacciones de necesidades que surgen a través de la creación y fortalecimiento de este abarrotado aparataje legislativo, estarían directamente relacionadas con las ideas de bienestar y progreso, puesto que se cree que es una mejora en pro de alcanzar una mayor felicidad social y armonía colectiva.
            Por otro lado, asumiendo que la historia sea la ciencia que estudia el desarrollo sistemático de hechos ocurridos en tiempo pasado o presente (pasado inmediato) y su incidencia en el futuro, si nos referimos específicamente a la realidad del pasado inmediato y su interpretación teológica del derecho, pareciera que la historia habría de ser la historia del bienestar y progreso de la sociedad, y de ser así, sería la misma historia de la libertad y la servidumbre humana, sencillamente porque no hay ninguna ley que sea promulgada en virtud del bienestar y progreso que no atente contra la libertad o en contra de nuestra servidumbre, si fuera el caso que estimemos que las leyes nos hace libres.
            Si nos proponemos la tarea de conceptualizar, definir, describir y caracterizar la libertad, veremos que es inevitable lograr tal cometido sin hacer mención de una palabra clave o descriptor, y me refiero específicamente al término “autonomía”; análogamente, si emprendemos esta misma tarea de caracterizar el opuesto de libertad, es decir, la servidumbre, igualmente encontraremos que es ineludible hacer referencia al término “heteronomía”, que obviamente es contraria a la “autonomía”.
            Este recorrido que iniciamos en la teología del derecho y ha llegado a la autonomía, pasando por la relación histórica entre el bienestar y progreso de la sociedad y la libertad, nos conduce nuevamente a la teología del derecho, puesto que la autonomía en su definición común, designa la facultad, condición o capacidad de un individuo para darse sus propias leyes, mientras que en la definición frecuente de heteronomía, esta capacidad que caracteriza a la autonomía es sometida a las formas jurídicas, lo real es la norma legal y toda norma legal es exterior a cualquier individuo.
Aquí vemos, como la idea de las “leyes naturales” y lo “universal” funcionan como instrumentos de naturalización de artificios, muy útiles para establecer las relaciones de yugo y dominación. La autonomía a la que me refiero trasciende la concepción de la teología del derecho; la autonomía a la que me refiero tiene que ver con la “voluntad de poder” o las fuerzas constitutivas de los individuos para desarrollarse plenamente en sí mismos, tanto en capacidades como en recursos que necesite para lograr dicho desarrollo.