Cuando
reflexionamos acerca de la Historia como Ciencia Social, desde una óptica
crítica y filosófica, en cuanto a las formas en que los seres humanos crean y
hacen historia, es un hecho incuestionable la coexistencia de diversas
versiones de la historia entre las cuales una de ellas se impone ejerciendo
hegemonía sobre las demás, en algunos casos como resultado de pugna por el
poder y en otros casos como una relación de opresión de unos (opresores) sobre
otros (oprimidos).
En
ambos casos el resultado es el mismo: los vencedores, de quienes se dice hacen
la historia y marca el destino inexorable de individualidades y comunidades;
individuos y colectivos han sido absorbidos y oscurecidos, silenciados y
borrados, despojados y arrebatados de su propia historia. En su historia yace
la verdad acerca de su vivencia y su existencia pero han sido forzados a
renunciar a ella y a aceptar un sinfín de mentiras que le son ajenas.
Esta
historia de los vencedores, denominada mas formalmente como historia oficial, describe
la historia de la clase política y el Estado, configurando el pasado a través
de un minucioso proceso selectivo para su conveniente manipulación e
interpretación, condicionando de esta manera el presente y el futuro. De tal
manera que esta historia oficial persigue un doble propósito, por un lado, el
recuerdo, la permanencia, la conservación, la perduración de las razones de su
enaltecimiento, y por otro, el olvido de los movimientos sociales a través del
silencio que se le impone.
El
presente proyecto de Historia Oral trata acerca de “La voz de la lucha por la
autonomía libertaria y los movimientos sociales”, con el fin de dar voz a
aquellas personas y colectivos que a pesar de su lucha por la autonomía
forjando su propia historia son silenciados y expoliados, tanto de su autonomía
como de su historia.
La
autonomía, mas allá de la designación tradicional relacionada con la capacidad
de un ser para darse sus propias reglas y en apariencia actuar sin intervención
externa, es un elemento esencial que distingue a los movimientos libertarios y
antiautoritarios, y designa a las fuerzas que conforman a los seres en cuanto a
sus aptitudes para desarrollar todo el conjunto de medios que requieran para
afirmar su existencia, individual y colectiva, conformando de esta manera una
fuerza vital mas poderosa.
En
cuanto a los movimientos sociales se refiere, Marisa Revilla Blanco los define
como “el proceso de (re)constitución de una identidad colectiva, fuera del
ámbito de la política institucional, por el cual se dota de sentido a la acción
individual y colectiva”; mientras que Sidney Tarrow asegura que “el poder de
los movimientos se pone de manifiesto cuando los ciudadanos corrientes unen sus
esfuerzos para enfrentarse a las elites, a las autoridades y a sus antagonistas
sociales”. De cualquier modo, en ambas definiciones aplica las dos nociones de
autonomía antes expuestas, por cuanto ocurren fuera del ámbito de la política
institucional, de hecho, se enfrenta a las elites, a las autoridades y a sus
antagonistas sociales (actúa sin intervención externa); y se dota de sentido a
la acción individual y colectiva a través de la unión de sus propios esfuerzos
(capacidad para desarrollar los medios que afirmen su existencia).
En
este sentido, puede decirse que los movimientos sociales son autónomos en si mismos,
y si la historia oficial es la historia del poder y de quienes ocupan su dominante
estructura basada en el Estado, entonces dicha historia no dice nada acerca de
los oprimidos, de los de abajo, ni mucho menos de aquellos que luchan por la
autonomía libertaria que buscan prescindir del Estado, mejor aun, abolirlo.
Se
dice que en Venezuela las expresiones de lucha por la autonomía libertaria son
escasas, que nunca hubo organizaciones anarquistas, y es una afirmación que
incluso hoy día continua vigente. Tal vez dichas expresiones no son tan
numerosas y de gran dimensión como en otras latitudes, particularmente en
América Latina, pero si existe la certeza de presencia anarquista en Venezuela,
tanto en tiempo pasado como en tiempo presente.
Desde
el punto de vista de los movimientos sociales, autónomos y espontáneos en si
mismos, tal como ya hemos visto, en Venezuela se presenta actualmente una
discrepancia. El Estado, principal fuente supresora de autonomía y principal
fuente promotora de heteronomía, ahora dícese, en términos propios del derecho
positivo, coercitivo, impuesto y autoritario, ser el órgano rector y garante de
la autonomía y de los movimientos sociales.
He
aquí lo que se propone desde este proyecto, localizar la presencia y existencia
de movimientos sociales que luchan por la autonomía libertaria, que actúan
desde abajo y al margen del Estado, darle voz a fin de visibilizar su historia
reciente y evitar que su presencia y existencia continúe desconocida ante las
futuras generaciones.
El
proyecto se inicia con las entrevistas a Priscilla Marilla de 29 años de edad y
Juan Patiño de la misma edad, ambos viven en la Parroquia Cartanal, Municipio
Independencia del Estado Miranda, y pertenecen al Colectivo Zona de Libertad
que es un grupo de afinidad de Anarquistas y Autónomos creado en el 2010 entre
compañeros de Los Valles del Tuy y Caracas.
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