El
desarrollo de la Sociología como ciencia pareciera estar condicionado por el
contexto histórico que le dio origen: la revolución liberal francesa; la
revolución industrial; el desarrollo de la estadística como técnicas de
análisis y control social que surge con el advenimiento del Estado moderno y el
capitalismo mercantil inicial del siglo XVI; y el desarrollo científico de las
Ciencias naturales.
En un periodo de grandes cambios ya
comenzaba a vislumbrarse lo que a su vez se desarrollaría en la Sociología en
cuanto a su objeto de estudio, garantizar o transformar, ese era el dilema que
oscilaba entre el Positivismo y el Marxismo respectivamente, dos tendencias
emparentadas con el socialismo, el cientificismo, el materialismo y el ateísmo.
El devenir histórico de la Sociología ha mostrado a un Marxismo reformista que
ha sabido acomodarse en los genuinos y conservadores fundamentos epistemológicos
del Positivismo, tan vigentes hoy día que han corrido con la misma suerte
cuanto enfoque ha salido de las mentes de “intelectuales universales” e
“intelectuales específicos”.
Esta tendencia de acomodación con la
que se han amoldado las diferentes corrientes epistemológicas, la denomino
proceso de positivización y es consecuencia directa del origen y la evolución
histórica que comparten la Sociología y el Positivismo, observables en el
triunfo y hegemonía de la burguesía en la Revolución Francesa y el papel del
control social que cumplen ambas desde la legitimización que confiere el cientificismo,
constituido como nuevo dogma religioso. De tal manera que cualquier intento de
elaborar una concepción sociológica no es otra cosa que positivar un enfoque,
puesto que la Sociología en si misma es la visión positivista de la sociedad.
El Interaccionismo Simbólico (IS) no
ha sido la excepción a ese proceso de positivización. Siendo un enfoque
psicosocial surge haciéndole frente al Positivismo y por consiguiente a uno de
sus productos: el conductismo. Desde el IS se elabora una propuesta de orientación
micro-sociológica en la que se considera a la sociedad como un conjunto de
interacciones: es decir, de relaciones intersubjetivas, en las que los
individuos reaccionan recíprocamente y definen e interpretan esas situaciones
desde su particular punto de vista.
Desde
el punto de vista filosófico y pedagógico, el IS fue influenciado por el Pragmatismo
de John Dewey, quien concibe la educación como factor trascendental para la transformación
social democrática y establece una relación basada en el pragmatismo entre la
"necesidad de filosofar" y la "necesidad de educar", sosteniendo
que la importancia de un conocimiento depende directamente en su uso,
aplicación y efectos prácticos sobre la realidad.
Su
pensamiento pedagógico es plasmado principalmente en sus obras: “Democracia y
Educación, una introducción a la Filosofía de la Educación” y “Mi credo
pedagógico”. Dewey expresa que “el diálogo no agota la experiencia cuando esta
se hace común, ni aquel cesa entonces, sino que la comunicación es dialéctica y
reconstruye la experiencia, es decir, la inquieta, la motiva a renovarse. Por
ello, el maestro debe obrar de tal manera que aumente el significado de la
experiencia presente”; sus ideas acerca de la enseñanza y el aprendizaje fueron
aplicadas en la “Escuela Laboratorio” que fundo en la Universidad de Chicago,
evidenciando la notable influencia de sus ideas en el IS y su aplicación en el
área de la Psicosociopedagogia, influyendo a su vez en la Pedagogía Liberadora de
Paulo Freire, que se opone a la conveniente educación tradicional impulsada por
la clase dominante y esta orientada a la formación de ciudadanos dóciles y
obreros capacitados.
“El
ser humano es ante todo un ser comunicativo, dialogante, un ser de relaciones
intersubjetivas. En definitiva, para Freire la educación liberadora es
necesariamente encuentro interpersonal, es decir, diálogo. De lo contrario, no
será liberadora sino opresora”. Anastasio Ovejero.
Uno
de los aspectos convergentes de la Pedagogía Liberadora de Freire con la Pedagogía
Libertaria procedente del anarquismo lo constituye el IS. Dejando a un lado el
positivismo sociológico, cuando de concepción de la sociedad se trata, prefiero
hablar de filosofía social, y es el caso que una de las premisas
características de la ideología anarquista, tomando en cuenta su postura
antagónica frente al Estado, se refleja en aquella expresión “desde abajo y por
fuera del Estado” como una forma de acción manifiesta de autonomía, orden
espontaneo, federación e igualdad, lo cual es coherente con la propuesta de
orientación micro-sociológica basada en la reciprocidad interactiva, apoyo
mutuo e intersubjetividad del IS.
No
obstante, a pesar de que el anarquismo propone una transformación social que
parte del hecho o fenómeno educativo, que además el IS fue influenciado por el
pragmatismo de Dewey y su idea de democracia radical y activa, el IS es considerado por algunos como un
pragmatismo acrítico en el terreno de los movimientos sociales con limitaciones
para el estudio del conflicto social; esto se debe en buena medida a que Mead y
Blumer no profundizaron en este aspecto y los posmodernistas le han encontrado
un lugar en su vacío relato sin “¿relato?” con cuya impotencia han reforzado el
control social y la condición de una servidumbre moderna.
Efectivamente,
cuando una sociedad aun no termina de comprender en que forma se manifiesta y
le afecta el espíritu e intelecto del episteme positivo, sus actitudes y
consecuencias, surge el reforzamiento de un vacío, dícese que como rechazo a
grandes cuentos de fantasías incumplidas e irrealizables, obteniéndose como
resultado la era poscuentistica, el desarrollo del espíritu e intelecto del
episteme posmoderno, análogo al espíritu positivo y complementario a el pues
posee características propias y muy singulares: se basa en la fantasía de un
cuento sin cuento, en la quietud, el nada que hacer, nada que pensar, la
pasividad, la resignación, el confort y la acomodación de una nueva forma de
positivismo sociológico, desde el que se festeja con mayor jovialidad el
control social, la impotencia y la condición de servidumbre moderna.
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